Matriculada en la Universidad de la Vida, a asignatura por año

miércoles, 10 de diciembre de 2014

La crema ¿milagrosa?

Todo el mundo parece que se ha vuelto loco con esta crema:


Se trata de la crema de día antiarrugas Q10 de la marca Cien. Los que no la conocéis os preguntaréis qué marca es esa Cien. . . Pues bien, es la marca de cosméticos de los supermercados Lidl. Está laborada por los laboratorios alemanes Win Cosmetic, y parece que en España se ha convertido en el tratamiento estrella, hasta el punto de que la gente hace colas y colas en la puerta del super antes de que se abra para hacerse con ellas. Algo parecido a lo que ocurría antes en El Corte Inglés cada vez que empezaban las rebajas (quién no recuerda a esas señoras preparadas esperando el pistoletazo de salida como si fuesen a correr una maratón).

¿Y por qué ha causado tanto furor? Según un estudio realizado por la OCU (Organización de Comunicadores y Usuarios), entre octubre de 2013 y enero de 2014, este producto ha encabezado el ranking de las mejores cremas antiarrugas. ¿Es verdad eso?

Yo os voy a contar lo que opino sobre esta crema "milagrosa". Barata es (2,99 euros), pero no sé si es 100% efectiva. Como hidratante, he de decir que deja la piel espectacular, pero lo de antiarrugas. . . .permíteme que lo dude. Es cierto que tiene una rápida absorción, que deja la piel suave y nada grasienta. Pero no, no hace milagros, ninguna crema los hace, el resultado esperado no es visible a los ojos.

¿Conclusión? Visto que ninguna quita las arrugas, esta por lo menos es barata. Así que, si queréis una crema hidratante, que huela bien, que deje la piel suave, que no sea grasienta y que sea bastante económica. . .os la recomiendo.

Gritad conmigo: ¡¡LA ARRUGA ES BELLA!!


A continuación os dejo un texto de Mario Vargas Llosa que ensalza la belleza de la mujer de verdad, con arrugas, sin maquillaje, sin caras ropas, sin vidas falsas. 
“Todas las flores del desierto están cerca de la luz. Todas las mujeres bellas son las que yo he visto, las que andan por la calle con abrigos largos y minifaldas, las que huelen a limpio y sonríen cuando las miran. Sin medidas perfectas, sin tacones de vértigo. Las mujeres más bellas esperan el autobús de mi barrio, o se compran bolsos en tiendas de saldo. Se pintan los ojos como les gusta y los labios de carmín de chino.

Las flores del desierto son las mujeres que tienen sonrisas en los ojos, que te acarician las manos cuando estás triste, que pierden las llaves al fondo del abrigo, las que cenan pizza en grupos de amigos y lloran sólo con unos pocos, las que se lavan el pelo y lo secan al viento. Las bellezas reales son las que toman cerveza y no miden cuántas patatas han comido, las que se sientan en bancos del parque con bolsas de pipas, las que acarician con ternura a los perros que se acercan a olerlas. Las preciosas damas de chándal de domingo. Las que huelen a mora y a caramelos de regaliz.

Las mujeres hermosas no salen en revistas, las ojean en el médico, y esperan al novio ilusionadas con vestidos de fresas. Y se ríen libres de los chistes de la tele, y se tragan el fútbol a cambio de un beso.

Las mujeres normales derrochan belleza, no glamour, desgastan las sonrisas mirando a los ojos, y cruzan las piernas y arquean la espalda. Salen en las fotos rodeadas de gente sin retoques, riéndose a carcajadas, abrazando a los suyos con la felicidad embotellada de los grandes grupos.

Las mujeres normales son las auténticas bellezas, sin gomas ni lápices. Las flores del desierto son las que están a tu lado. Las que te aman y las que amamos. Sólo hay que saber mirar mas allá del tipazo, de los ojazos, de las piernas torneadas, de los pechos de vértigo. Efímeros adornos, vestigios del tiempo, enemigo de la forma y enemigo del alma. Vértigo de divas y llanto de princesas.

La verdadera belleza está en las arrugas de la felicidad.”

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