Ayer, sábado, tuve la suerte de vivir una noche especial. Y digo 'tuve la suerte' porque gracias a un sorteo del diario deportivo As, pude disfrutar del partido Real Madrid-Celta de Vigo y de una suculenta cena en el último restaurante de Casa Juan, Las estaciones de Juan. Todo ello en compañía, porque tanto las entradas del partido como la cena eran para dos.
Fuimos a recoger las entradas antes del partido a Casa Juan, que está cerca de Plaza Castilla, luego cogimos el Paseo de la Castellana hasta el Bernabéu, entrábamos por la puerta D, nos había tocado un fondo. Justo detrás de la portería, en el 4º anfiteatro teníamos las entradas. Suerte de que fueran allí porque así nos llegaba la calefacción y encima cuando empezó a llover no nos mojamos. Suelo ir bastante al Bernabéu, pero el Fondo Norte era de los pocos sitios desde los que no había visto el fútbol antes, así que me gustó la nueva experiencia.
El partido fue muy sosito, el Madrid no brilló nada y, es más, a pesar de que el Celta se llevara tres goles, me atrevo a decir que jugó bastante mejor que el Madrid.Ya se sabe lo que dicen 'los partidos no los gana el que mejor juega sino el que más goles mete'. Y fue la noche de Cristiano Ronaldo, que marco tres (aunque el penalti se lo regalaron claramente) y se llevó el balón como trofeo, a ver si así se le quita la ansiedad esa que tiene.
Tras el partido y, con la victoria, salimos del campo y cogimos Castellana abajo para llegar al restaurante donde nos esperaba una cena que no sabíamos muy bien cómo iba a ser. Un buen paseito nos dimos hasta llegar a nuestro destino (media horita andando). Al llegar, nos estaban esperando, nos preguntaron qué tal el partido y nos acompañaron a la mesa. ¡Qué restaurante más bonito!
La metre nos llevó hasta la mesa y nos dijo: "vosotros os sentáis ahí y nosotros os vamos trayendo comida" Nos contó un poquito que nos iban a servir y empezó la ida y venida de platos. Tropecientos entrantes: patés, foia, revuelto de setas, jamón (de pata negra), ensaladilla, ensalada de tomate y ventresca...un sinfín de platos, todos ellos muy ricos, pero imposible acabar con todo.
Cuando ya estábamos casi llenos, nos dice que nos va a traer el segundo, que es carne o pescado, (¿más comida? uff!). Dice que nos traerá pescado que la merluza rebozada está muy buena. Bien, estupendo, un pescaito nos entrará bien. Nuestra sorpresa viene cuando al terminarnos la merluza, se acerca una camarera con un chuletón enorme troceado. Y nos dice que ahora nos trae un hornillo por si nos lo queremos pasar más. (En serio, ¿todo esto no hay que pagarlo?). La carne estaba exquisita. Mientras terminábamos de comer la carne, mi acompañante y yo empezamos a decir: '¡verás como nos traigan la cuenta al final!'.
Tras comer los segundo y pensando que nos cabía nada más, vino un sorbete buenísimo, pero ya se sabe que cuando se toma un sorbete es que algo más viene detrás. En efecto!, nos traen el postre. . . o debería decir los postres? Un plato con turrón, nueces caramelizadas, pastas de almendras, tejas, otro plato con helados y otro más con una degustación de tartas, en el que había lo menos 10 trozos. (Buah! Yo no puedo con más comida, pero hay que probarlo todo, así que fuimos al lío).
Con los postres vinieron dos frascas de crema y pacharán para chupitos, café y copa. Sólo nos falto el puro! cómo en las bodas!
Toda la bebida estaba incluida, las cervezas, el vino, el agua, las copas. Más que una cena fue un gran banquete. Fue un buen regalo, pero me dio mucho apuro el hecho de marcharme sin pagar un céntimo.
Antes de irnos les fuimos a dar las gracias por todo y las felicitaciones pertinentes.
Toda la comida estaba deliciosa, y el trato no pudo ser mejor, hasta el dueño se acercó a la mesa para ver si todo estaba siendo de nuestro gusto, así que volveremos más veces aunque sea pagando, jejeje.
Después de esto soy más fan aún de As y de Casa Juan. Gracias por todo.
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