Esa canción que sabes que no te gusta pero que te retumba una y otra vez en la cabeza hasta el punto que te acaba gustando. . . o confundiendo, eso es lo que me pasa a mí con la nueva canción de Shakira.
El día que la escuché por primera vez, no se me ocurrió otra cosa mejor que analizar la letra. . .
Un mojito, dos mojitos, mira que ojitos bonitos. . . . ¡pero qué c*** es esto! (WTF! para los modernos)
Mira qué cosa bonita, qué boca más redondita, me gusta esa barbita. . . . ¡pero qué rima más sutil y elegante! Muy de Bécquer, por eso de que fue poeta del Romanticismo. . . aunque creo que no hablamos del mismo "romanticismo", jajaja (nótese la ironía de mis palabras)
Bueno bueno, pero lo mejor está por llegar, pongan atención:
Contigo yo tendría diez hijos, empecemos por un par. Solamente te lo digo, por si quieres practicar. ¡OLE OLE Y OLE! ¡Un aplauso por favor! Esto es lo que hace unos años era un A ella le gusta la gasolina, ¡dame más gasolina!. . . Como le encanta la gasolina, ¡dame más gasolina! Creo que, musicalmente, estamos evolucionando. (En serio, estoy pensando seriamente en hacerme youtuber, porque estás cosas tienen más gracia si se cuentan que si se escriben)
Pero bueno, reconozco que la canción es pegadiza (o más bien, pegajosa) y que nos vamos a hartar a escucharla y bailarla. Por lo menos sigue un patrón diferente a lo que acostumbra mi amigo Enrique Iglesias. Año tras año . . . misma música, diferente letra. Lo siento Luis Fonsi, pero. . .¡Hasta luego despacito!
Algún genio nos hizo creer que cada uno de nosotros somos una media naranja que ha de buscar desesperadamente (o no) a lo largo de su vida a la otra media naranja que le complemente. . .
Que no nos vengan con cuentos, ni medias naranjas, ni medios limones.
Para empezar, no somos frutas y, mucho menos, estamos a medias. Sino que nacemos enteros y no nos hacen falta ni cuartos ni mitades que nos completen.
¿Quién merece cargar a sus espaldas con tal responsabilidad? ¿Acaso una persona sola no es autosuficiente para vivir su vida?
Está muy bien encontrar a alguien con quien convivir, pasar el tiempo, envejecer. . . etc. Pero eso no quiere decir que sea necesario. Nadie debe cargar con el "marrón" de completar lo que nos falta y viceversa.
¡Qué no te engañen! La única media naranja que debes buscar es la que se queda perdida en la lavadora cuando haces la colada.